Habría que ponerlo en un pedestal. Qué digo, deberíamos santificarlo. Erigir un monumento en cada ciudad. Porque es el mejor amigo, y aliado, del hombre. También de la mujer. Desde luego, ya no sabríamos vivir sin él.
Tendríamos que organizar romerías virtuales, quedadas en Zoom, TikTokear millones y millones de vídeos para homenajear a ese ser que nos hace la vida más llevadera.
Y es que te hace ver que, efectivamente, eres perfecto, jamás cometes fallos y tus ideas políticas son las que podrían salvar al mundo. Si te dejaran, claro.
Porque siempre es otro el que yerra. Alguien que no ha hecho bien su trabajo. Y si da la casualidad de que te demuestra lo contrario, para eso está el gafe, ese individuo al que echar la culpa de tu desgracia.
Bendito sea el gafe y mil años de vida tenga!!!!
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